Tuvimos la oportunidad de conocer a Blanca Medina y a Nabil Sáenz, abogadas potosinas, fundadoras de Medina & Saenz; en quienes recae la misión de coadyuvar a la mejora de la sociedad, desde su labor en la búsqueda de una vida más justa.

Texto: Luis Ángel González | Fotografía: Cortesía

Blanca y Nabil, abogadas de profesión, egresadas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, nos comparten que influenciadas por su círculo social y familiar, decidieron estudiar Derecho. Ambas encontraron su vocación al cuestionarse sobre la razón de la existencia de las injusticas y cómo resolver los problemas legales que se suscitan en el ámbito familiar, como el núcleo más importante en la conformación de una sociedad.

Nos comparten que sus primeras experiencias profesionales las desarrollaron en “otra escuela”: Bufete de la Garza, donde obtuvieron la experiencia necesaria para emprender los siguientes pasos dentro de su vida profesional. Después de más de diez años de ejercicio profesional y retos, descubrieron la esencia de su labor.

Su motor es dignificar su profesión con principios éticos y sólidos: confidencialidad, estudio, entrega y conocimiento absoluto del asunto.

Transparencia, confidencialidad y entrega

Una de las razones fundamentales para el nacimiento de la Firma fue la necesidad social de prestar un servicio legal especializado en el derecho familiar. En ese sentido, pensaron en las nuevas biotecnologías aplicadas de la vida diaria, pues a pesar de ser un área que se atiende de forma secundaria en la mayoría de los despachos legales, en San Luis Potosí no existe ninguno que se enfoque en la solución de conflictos legales en el núcleo familiar, de forma exclusiva.

Blanca nos comparte que, desde su punto de vista: “El derecho familiar es una rama que se demerita a pesar de verse involucrado uno de los bienes más preciados de las personas: las familias”. Por ello, una de sus principales motivaciones es apoyar a las personas a resolver sus problemas legales, acorde a las necesidades particulares.

Mujeres, jóvenes y abogadas

“Cuando interactuamos con nuestra contraparte, puedo sentir que nos subestiman por ser jóvenes y mujeres, pero cuando trabajamos, que realmente es lo que importa, es cuando damos las batallas que nadie espera”, nos comparte Nabil. Siempre han hecho un gran equipo. Con su trabajo y los resultados que les brindan a los clientes, luchan por cambiar la visión de un abogado exitoso: hombres de edad mayor a la suya. “Queremos romper el paradigma del abogado con falta de ética y con muchos defectos”, nos dice blanca.

 Ambas nos compartieron su proyección a cinco años, en donde se visualizan con un equipo de trabajo más grande, con más abogadas y abogados consolidados y distinguidos por los valores éticos que las caracterizan hoy en día; con un servicio ampliamente empático y personalizado, que genere valor para la sociedad a través del derecho familiar.