En el marco de la Feria Nacional del Libro de León (FENAL), entrevistamos a Joan Fontcuberta: uno de los fotógrafos catalanes con mayor proyección internacional.

Por: Liliana Núñez
Fotografías: Especial

Para Joan Fontcuberta –artista visual, ensayista, promotor del arte y teórico de la imagen– la fotografía es un medio para negociar nuestro modelo de la realidad. En su nuevo libro hace gala de ello. ‘Mictlán’ es la puerta al México antiguo, aquí conviven todo tipo de imágenes: desde aquellas que hablan de muerte, amenazas y mutilaciones, hasta aquellas que muestran bodas, bautismos y trazados urbanísticos. Es un espectáculo de grandes contrastes.

El libro tiene su origen en 2019, cuando Fontcuberta visitó diferentes archivos y colecciones fotográficas dentro de la República Mexicana. Se detuvo en Pachuca, Mérida, Ciudad de México, pero siempre con la intención de encontrar en los acervos imágenes que sufriesen algún tipo de deterioro.

“La fotografía no sólo habla de los traumas humanos, si no de su propio espacio traumático, resultado de acciones azarosas de microorganismos, de moho, de la reacción a la humedad. El resultado es la enfermedad de la imagen: fotografías enfermas, heridas y que muestran sus cicatrices. Imágenes con plasticidad misteriosa y surrealista”, explica.

La fotografía que nació como un artificio de memoria, algo para recordar hechos, en ‘Mictlán’ la vemos amnésica y agónica; la belleza radica en la desaparición de la imagen. En el libro de artista, Fontcuberta da respuesta a una pregunta que parecería imposible: ¿qué pasa cuando las fotos dejan de habitar el archivo cumpliendo su cometido y sólo quedan manchas químicas, los restos, los vestigios de ese propio soporte fotográfico?

El libro entendido como una obra para Fontcuberta representaba el zumo de las posibilidades que podían despegar ideas o enunciados de una manera más rica y más completa.

“El hecho de que yo llegara y extrajera las fotografías y, por lo tanto, detuviera su proceso de desaparición en un momento dado, es una manera de retenerlas en un estado purgante de su existencia. Para mí era un gesto poético, pero también político. La imagen puede durar mucho, pero no durará por siempre”, declara.

‘Mictlán’ en sí mismo es una paradoja, donde las fotos que lo integran se convierten en fantasmas, ya que no pueden restituir la ausencia de aquello que ha desaparecido.

“La fotografía nació en el siglo XIX bajo unos parámetros históricos, ideológicos, políticos y culturales. Muchos de los valores que todavía conservamos arrancan, justamente, de ese momento germinado de lo fotográfico; por eso, yo pienso que más que un sistema artístico que tiene que ver con las formas o con la estética, la fotografía es una filosofía”.

NOMINADO AL PREMIO AL MEJOR LIBRO DE FOTOGRAFÍA DEL AÑO EN PHOTOESPAÑA 2021

“Mictlán” es una joya experimental que cristaliza en un original libro de artista, impreso en una edición firmada y limitada a 100 ejemplares. Se presenta en un estuche de amate y el cuerpo consta de nueve pliegos, cada uno con un tipo de papel diferente: kraft, mantequilla, revolución, educación, bond, estraza, mina gris, entre otros. El diseño gráfico ha corrido a cargo de Ramon Pez, que se ha superado en una de sus más brillantes realizaciones”. 

Acerca de la creatividad en diferentes plataformas

Para Joan Fontcuberta la creatividad no es prerrogativa de la época. La creatividad siempre es una convicción o un logro del autor. El teórico de la imagen nos dijo que ha habido narrativas realmente imaginativas, creativas, fantasiosas desde hace décadas, pero también las hay ahora. La tecnología digital ha implementado de una manera muy intensa, esa capacidad narrativa de la imagen. “Para mí la aparición de la tecnología digital ha favorecido un trasvase de lo que era la fotografía como descripción a la fotografía como relato (…) Han cambiado las técnicas, pero también los soportes y los objetivos”.