Reinterpretando y cobrando una nueva vida al entorno

Por: Jania Salcedo
Fotografía: Diego Esparza / Daniel Eduardo Orozco

Caracterizando su obra por reflejar su entorno desde lo común hasta aquello que la conmueve, los espacios con un significado histórico o interno forman parte de la propuesta artística de la tapatía Teresa Loza. Incluso los complementa con la representación de la figura humana en rostros o espacios remitiendo al espectador a un recuerdo, un momento efímero o “un vistazo robado”.



Con una inquietud por expresarse y “responder a un llamado interno” mediante el impulso de crear, durante su residencia en Hermosillo, Sonora participó en talleres de dibujo y pintura con artistas plásticos reconocidos del estado y, más adelante, estudió la Licenciatura de Artes Plásticas en la Universidad de Sonora. Además, fue miembro de la Asociación Sonorense de Artistas Plásticos, donde también se desempeñó como Presidente; ello le permitió adquirir experiencia como gestora cultural al gestionar espacios y exposiciones colectivas, comenzando así una carrera profesional fructífera.

Dejando fluir su imaginación, sin limitarse, simplemente permitiendo que sus manos tomen su propia dirección con total libertad creativa, Loza reinterpreta y dota de vida propia a elementos y contextos cotidianos a través de la pintura, el grabado o la monotipia, proporcionándoles una nueva paleta de colores y “una suerte de movimiento” que en su realidad carecen. Para ella, cada una de sus obras es un autorretrato, pues en ellas está implícito lo que hay en su interior, pero también son un puente de conexión con el espectador, siendo su principal motivación el “ser parte de la historia de alguien”.

Su talento creativo le ha permitido exponer individual y colectivamente, de este último a nivel nacional e internacional. Nos cuenta que su primera exhibición individual compuesta por dibujos y pinturas elaboradas durante sus 5 años de estudios en la Universidad de Sonora, El perro, es muy importante y significativa para su carrera; no sólo por ser la primera de varias, sino por su función, pues se destinó la totalidad de las ganancias obtenidas por la venta de esas piezas a una de las primeras campañas de
esterilización de perros y gatos de Sonora.

Además, recuerda con cariño dos exposiciones. De piedra y Olvido: Arte Funerario, la primera expuesta en su ciudad natal en la Galería Juan Soriano y la exposición colectiva de monotipias, Oxímoron , proyecto del Maestro José Gutiérrez, la cual se exhibió
en el Ex Convento del Carmen en Guadalajara cumpliendo una de sus metas cuando inició su carrera: exponer en uno de los recintos más importantes de su ciudad de origen.

Recientemente presentó un proyecto que la llena de orgullo, el cual ha trabajado desde la pandemia de Covid-19 y finalmente salió a la luz; la exposición colectiva Impasse, fragmentos del tiempo, la cual está compuesta por 18 artistas grabadores y fue exhibida
en la Galería Jesús Guerrero Galván en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola. Artistas de distintas ciudades del país y del Reino Unido fueron convocados para elaborar libros de artista, resultando en una colección de 34 libros de artistas
increíbles. Por otro lado, como artista se encuentra trabajando en un nuevo proyecto que incluye monotipias de gran formato para una próxima exposición individual.

IG: @teresalozam