Vamos, contra los pronósticos, tejiendo vínculos, habitando espacios, lanzando nuevas monedas al aire.

Texto: Teresa Almanza

Todos los días la realidad nos recuerda que las cosas no siempre salen como deseábamos. Vamos, contra los pronósticos, tejiendo vínculos, habitando espacios, lanzando nuevas monedas al aire. Mientras eso sucede, el universo, nuestro cotidiano, lo que sentimos y pensamos posee siempre una sustanciosa dosis de entropía: ese bellísimo caos que aparece a cuentagotas, a veces a borbotones y siempre, dentro del absurdo y lo impredecible: toda esa entropía lleva consigo infinitas semillas de posibles caminos por recorrer.

¿Recuerdas algún momento inesperado que te hizo coincidir con alguien que ahora es de tus personas favoritas? ¿Alguna vez un día aburrido terminó siendo uno de los días más divertidos e inolvidables de tu vida? ¿Te acuerdas de ese día cualquiera que conociste a ese gran amor? 

Estas letras tienen la gana e intención de celebrar y agradecer todos esos encuentros y desencuentros que le han sumado magia, risas, amor, experiencia, aprendizaje, viajes increíbles y proyectos jamás imaginados. Gracias a ese llegar tarde donde conocimos a uno de nuestros mejores amigos. Gracias a ese rato de tristeza que se apagó cuando escuchamos esa canción aleatoriamente. Gracias a ese día en que comenzó una pesadilla porque fue el despertar de tu bienestar, tu plenitud y reconciliación contigo mismo. Gracias a los límites sembrados, a las ausencias que despejaron espacio para darnos ligereza, para que aterrizara algo mejor. Gracias a esos malentendidos: sin ellos no habríamos fortalecido nuestras amistades más preciadas.

El día que entendamos que evitar el caos es como querer limpiar la orilla del mar, comprenderemos que, a veces, muchas veces, lo que no se puede evitar es avanzar, recibir, transformar, sanar. Todo lo que no se pudo evitar es lo que nos permite vivir.

Teresa Almanza Chávez
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