‘Creo que ya encontré a alguien que me mueve. Pero hay un inconveniente, está muy chiquita. Una década separa mi nacimiento del suyo’, me dijo un amigo.

Redacción: Raúl Macías (@raul_macias).
Fotografía: Especial.

Encontrar un compañero de vida es uno de los anhelos más añorados, una aventura plagada de aristas que nos quitan el sueño. Uno de los errores más comunes en esta aventura es el prejuicio. Juzgar a alguien por una idea preconcebida podría cerrarnos las puertas de una gran oportunidad.

Dentro de esto es común descartar a alguien por una marcada diferencia de edades. Mi querido lector, no pretendo afirmar aquel cliché de que ‘para el amor no hay edad’, ni asumirme partidario de José José con su ‘Cuarenta y veinte’; después de todo, existen estudios científicos que afirman que a mayor disparidad de edades, mayor aumenta la probabilidad de ruptura.

Un estudio de la Universidad Emory de Atlanta analizó los datos de 3000 parejas, los resultados señalan que una relación con diferencia de edad de 5 años tiene 18% de probabilidad de fracasar, cuando la diferencia es de 10 años la probabilidad de separación aumenta a 39% y se dispara a 95% cuando son dos décadas entre ellos. 

Con mis contundentes estadísticas bajo el brazo hablé con un segundo amigo sobre el tema, Toño tiene casi 3 décadas casado con su esposa a quien lleva de ventaja 11 años. Le explicaba sobre lo inviable que es aventurarse a iniciar una relación con alguien diez años más chico que tú. 

‘¡Qué soberbio!’, me dijo. ‘Piensas que la década que tienes de ventaja te hace más experto en todo, supones que sabes más que ella y te equivocas. Hay cosas en las que ella tiene mucha más experiencia que tú, justo ahí radica la complementariedad. La oportunidad de combinar dos experiencias, siempre y cuando compartan visiones similares’.

Me dejó mudo. Toño entendía muy bien algo: la edad en sí misma no es el factor. En otras palabras nuestra edad dictamina una etapa de vida y con ello una serie de intereses, ideas y objetivos, esas son las que hay que observar con atención cuando se busca un compañero.

Hay que prestar más atención a que los intereses, ideas y objetivos sean afines que a descalificar a alguien por su edad. Descartar el prejuicio abre la puerta de conocer a alguien. Ya lo dice la canción: ‘Cuéntame tu fantasía, que puede ser igualita que la mía‘.