Se dice que en una comunidad, en donde la vida de las personas marchaban en relativa calma, cierto día el viento comenzó a soplar muy fuerte; tan fuerte, así que la mayoría de la gente corrió a protegerse en sus casas, cerrando puertas y ventanas. Sin embargo, tan solo unos cuantos, en lugar de correr a esconderse pensaron y exclamaron: “¡Viento! ¡Excelente, construyamos molinos!”.

Texto: Hugo Jaramillo
Fotografía: Cortesía

Estimado lector, en momentos difíciles en lugar de lamentar la situación en la que nos encontramos, preguntémonos: ¿qué puedo hacer para mejorar las cosas en mi entorno? Existen dos tipos de actitudes que hacen mucho daño y que contribuyen a hacer las cosas peores: en uno de los extremos, están aquellos que no están dispuestos a tomar ningún tipo de precaución, se comportan de manera irresponsable sin pensar en las consecuencias de su imprudencia; en el otro extremo, están los fatalistas que recurren a medidas exageradas, se comportan de manera egoísta, pues piensan que mientras ellos estén bien los demás no importan.

Por eso te invito a que seamos personas que actúen con responsabilidad y madurez, para tomar decisiones que ayuden a mejorar las cosas. Que nuestras acciones sean el resultado de la reflexión en lugar del impulso. Pues es nuestra capacidad para decidir, y no la de reaccionar inconscientemente, lo que nos hace mejores seres humanos. Una sacudida fuerte en nuestras vidas puede ayudarnos a recordar que, tal vez, es buena idea hacer una pausa, para replantear nuestros objetivos y prioridades.

Todos podemos hacer algo. Hasta el cambio más pequeño en tus rutinas puede ocasionar cambios significativos en tu calidad de vida. Este día, para variar, en lugar de enviar mensajes, haz una llamada significativa a aquella persona que sabes que te aprecia. Puedes, al fin, destinarle el tiempo necesario a ese proyecto que has tenido en mente por tanto tiempo.

Está en tus manos hacer arreglos, componer lo que está descompuesto y así hacer tu espacio más habitable. Un mundo mejor comienza con el buen hábito de tender tu cama. Ya que, como decía Eleanor Roosevelt: “Más vale encender una luz en la oscuridad, que maldecir las tinieblas”. ¿Qué harás en este día que pueda ocasionar que tu vida mejore significativamente? ¡Construye molinos!

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